La pandemia está poniendo a prueba aún más las alianzas multilaterales y mundiales que ya eran inestables. Aunque en 2020 la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) aumentó y las corrientes de remesas disminuyeron menos de lo previsto, la inversión extranjera directa (IED) cayó un 40%. Los efectos de la pandemia están provocando problemas de endeudamiento en muchos países y limitando el margen normativo y fiscal de los países para hacer inversiones esenciales en la recuperación (incluido el acceso a las vacunas), la acción por el clima y los ODS, lo que amenaza con prolongar los períodos de recuperación. La economía mundial interconectada requiere una respuesta global para garantizar que todos los países, en particular los países en desarrollo, puedan hacer frente a las crisis sanitarias, económicas y medioambientales acumuladas y paralelas, y recuperarse mejor.