Según la ‘Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia 2020’ elaborada por el INE, hay un total de 308 351 personas con problemas de movilidad entre los 6 y los 80 años. El alumnado con discapacidad física puede enfrentarse no solo a barreras que dificulten su movilidad, sino también su acceso a los materiales educativos o a la participación en ciertas actividades.
La educación inclusiva es un derecho fundamental que busca garantizar que todos los estudiantes, independientemente de sus características individuales, puedan acceder y participar plenamente en el entorno escolar. Dentro de este enfoque, la atención a estudiantes con discapacidad física requiere no solo una adaptación del entorno físico, sino también la implementación de estrategias pedagógicas que promuevan su participación y el desarrollo de sus capacidades.
Es importante tener en cuenta que no solo basta con garantizar que el entorno sea accesible, sino también adoptar una actitud flexible y abierta para adaptar las estrategias de enseñanza a sus necesidades.
El alumnado con discapacidad física puede enfrentarse a barreras que dificulten su movilidad, su acceso a los materiales educativos o la participación en ciertas actividades. Sin embargo, con las adecuaciones y apoyos correctos, estos obstáculos pueden superarse, permitiendo que el alumnado no solo acceda a la educación, sino que también disfrute de un entorno donde se sienta valorado y capaz de contribuir de manera significativa.